La contaminación auditiva, que se conoce también como sonora o acústica, es ocasionada por ruidos desagradables, excesivos, constantes provocados por la actividad humana que produce efectos negativos como es el caso de la pérdida auditiva en los seres humanos y la afectación en animales y plantas.
El crecimiento acelerado de las ciudades y los ruidos que lo acompañan llevan años causando contaminación acústica que, como vimos la semana pasada, también afecta a los mares y a la vida marina, y en zonas urbanas es una de las principales causantes de estrés tanto en seres humanos como en animales y además de la pérdida de audición, provoca dolor de cabeza, presión alta, interrupción del sueño, falta de concentración, problemas sicológicos, entre otros.
El ruido ha aumentado, ya no solo en las ciudades sino también en áreas silvestres debido a la tala de árboles, carreteras y su tráfico vehicular, fábricas, turismo que afectan el ecosistema de forma directa, ya que por el ruido algunos animales buscan otros lugares lo que impacta la vegetación que depende de ellos para la polinización y para esparcir las semillas.
La intensidad del sonido se mide en decibles (dB) y la Organización Mundial de la Salud recomienda que el nivel acústico esté por debajo de los 53 decibeles (dB) durante el día y por debajo de 45 dB en la noche. El volumen de los audífonos también se mide en decibeles, por tal motivo se debe mantener el volumen en 50% para escuchar música o para otros fines, si la persona que está al lado también puede escuchar, es porque está demasiado alto y se corre riesgo de afectar la audición, lo mismo ocurre en los conciertos y con quienes trabajan en lugares de mucho ruido como bares, discotecas, donde se pueden alcanzar los 100 dB.
Uno de los primeros síntomas de pérdida auditiva, a causa del ruido, es el zumbido en uno o en ambos oídos y su consecuencia es la disminución en la habilidad para escuchar sonidos de alta frecuencia o agudos. Para entender mejor veamos cómo funciona el oído. En el momento que un sonido entra en los oídos es captado por las llamadas células pilosas o ciliadas, estas células convierten las ondas sonoras en señales que son llevadas al cerebro por los nervios. Las células pilosas se pueden perder o dañar al estar expuestas a ruidos fuertes, al envejecer y debido a algunas medicinas, la gravedad del asunto es que estas no se regeneran.
Algunas medidas para prevenir este daño auditivo es cerrar puertas y ventanas para aislar ruidos fuertes y molestos, limitar el uso de audífonos y controlar su volumen, utilizar tapones para los oídos al asistir a conciertos o lugares muy ruidosos y nunca utilizar música a alto volumen para boquear otros ruidos porque se estaría agravando el problema.
Una vez más nos encontramos con asuntos tan cotidianos de los que no teníamos la menor idea del daño y la forma que afectan al medio ambiente, del cual formamos parte, lo importante es empezar a tomar consciencia de ellos para frenar y controlar su impacto en la medida de nuestras posibilidades. El conocimiento es la mejor herramienta para hacer nuestra parte en el cuidado del planeta, ya que no tenemos un planeta B.
Fuentes: concepto.de, energyavm.es, economipedia.com.