En los últimos días hemos estado afrontando una situación que nos afecta a todos por igual, sin distinguir nacionalidad, raza o clase social y, aunque unos pocos nos han querido llenar de temor, están surgiendo actos espontáneos que demuestran como las crisis pueden sacar lo mejor del ser humano, devolviéndonos la sensibilidad, el apreciar lo verdaderamente importante y despertando la solidaridad.
Nos han bombardeado con información, muchas veces falsa o imprecisa, desde los noticieros, los mensajes por las redes sociales, los amigos o familiares, algunos se han llenado de temor y nos lo han querido transmitir, por eso cada uno de nosotros tiene el deber de ser la luz que rompa la oscuridad a la que nos quieren arrastrar unos pocos para detener la propagación, pero la propagación del miedo.
Debemos seguir las recomendaciones y tomar las medidas necesarias, entre ellas la más efectiva y sencilla de todas, lavarnos las manos con frecuencia con agua y el jabón que previene el contagio de enfermedades, no solo ahora, sino en todo momento, esta situación también ha venido a recordarnos la importancia de la higiene que muchos habían olvidado.
En la vida todo tiene diferentes matices, nada es completamente blanco ni completamente negro, y este caso no es la excepción, por una parte las personas se han querido asegurar de tener suficiente, o más bien, abarrotarse de productos desabasteciendo los supermercados, privando a otros de elementos primordiales tanto para alimentarse como para protegerse; por otro lado hemos sido testigos de actos de agradecimiento y reconocimiento hacia el personal médico que está cuidando a los afectados, otros se han unido con sus vecinos para entonar el himno nacional o para cantar, bailar o hacer ejercicios desde sus balcones o ventanas, haciendo así más llevadero el encierro a que están sometidos.
Ahora qué por obligación debemos permanecer todos juntos en casa se nos brinda la oportunidad de volver a compartir en familia, como lo hacíamos antes de la llegada de la tecnología que tenemos hoy en día. Hay que buscar la forma de mantener a los niños entretenidos, lo que nos lleva a las actividades que hemos olvidado desde hace mucho y que además estimulan la mente de los chiquitines, cómo son los rompecabezas, los juegos de mesa llámense parqués, estrella china, monopolio, lotería, bingo, domino, ajedrez o tal vez la mímica para adivinar el nombre de una película, una canción, un libro, hornear galletas, hacer manualidades, leer, colorear.
Otro gran beneficiado de esta situación es nuestro planeta, quién lo iba a creer, pero estoy segura que para la Tierra estas semanas han sido un tratamiento de desintoxicación, han visto cómo ha bajado la contaminación ambiental en regiones enormemente afectadas por ella?, hay menos basura en las calles porque las personas están fuera de ellas; menos ruido; sitios que reciben miles de turistas al año están respirando después de mucho tiempo. Como el ser vivo que es, la Tierra debe estar disfrutando mucho de esta pausa.
Tal vez estábamos necesitando que esto pasara para detenernos y analizar la forma en que estamos viviendo, cómo esta sociedad de consumo nos fue envolviendo haciéndonos creer que necesitamos un montón de cosas, olvidándonos de que lo verdaderamente importante no se compra con dinero, en este caso la salud, y nos está mostrando como aunque tengamos dinero no podemos comprar lo que queremos o necesitamos, tenemos el ejemplo palpable porque los supermercados y almacenes fueron arrasados en la primera reacción de pánico colectivo.
Es un buen momento para analizar nuestros valores, reorganizar nuestras prioridades y darnos cuenta que en realidad las cosas simples de la vida son las que llenan el corazón, nos hacen felices y que, como nos estamos dando cuenta, no se compran, se brindan y se reciben con amor y gratitud.
Cuídense, cuiden a sus familiares y vecinos, aprovechen este tiempo para hacer lo que han estado posponiendo, para descansar y disfrutar las pequeñas cosas de la vida, que al final son las más grandes.
Natural Essentia