Las soluciones creativas en pro del planeta suelen surgir de necesidades o experiencias, casi siempre dolorosas, que impulsan a alguien a buscar formas de prevenir que vuelvan a suceder.
Alhaji Bah perdió su familia adoptiva en el 2017 en un deslizamiento de tierra que mató 1.141 personas en Sierra Leona, África.
A raíz de esta tragedia Alhaji empezó a buscar formas para prevenir estos deslizamientos y aprendió que las raíces de los árboles mantienen la tierra unida, ayudan a absorber las lluvias y a mitigar las inundaciones.
Sin embargo, todos los días veía cómo cortaban árboles para construir casas y hacer carbón, por lo cual este país perdió el 30 % de su cubierta forestal entre 2001 y 2015.
El carbón es el combustible para cocinar más usado en Sierra Leona, por lo que Alhaji buscó alternativas para este y en YouTube aprendió sobre el combustible de coco.
Pasó un tiempo durante el cual este joven trabajó y ahorró para poder comprar una máquina para producir este combustible.
El inicio
Al principio tuvo algunos inconvenientes encontrando el punto donde no humeara y se consumiera en el tiempo que estaba estipulado. Además tuvo que ser muy cuidadoso con respecto a la cantidad de humo que emitían a la atmósfera.
Luego logró el objetivo de hacer briquetas de coco que se consumen en el doble de tiempo que el carbón.
La materia prima, las cáscaras de coco, las consigue de los venderos de jugos de su ciudad que las desechan. Esta “basura” ahorra dinero y árboles, ya que 1 tonelada de combustible de coco salva hasta 88 árboles con troncos de 10 centímetros.
Su mayor desafío ha sido que las personas dejen de utilizar el carbón a base de madera como combustible y se cambien al de cáscaras de coco.
Adicional a las briquetas de cáscaras de coco, Alhaji fabrica bolsas de papel hechas en un 70 % con hojas de plátano utilizadas en los negocios.
Reconocimientos
Este joven ha recibido varios reconocimientos y premios acompañados de dinero para seguir con su labor en pro del medio ambiente. El dinero es para comprar más maquinaria y contratar más empleados.
Su negocio cuenta con más de 40 empleados y produce diariamente 500 kilogramos de briquetas.
Ahora está probando otras alternativas para cuando se incremente la demanda y no haya suficientes cáscaras de coco. Está probando con cáscara de semilla de palma, cascarilla de arroz, etc.
Alhaji Bah es un ejemplo de compromiso con la comunidad y con su entorno. Soluciones creativas como las suyas deberían ser replicadas en todo el planeta para beneficio del medio ambiente.
Fuentes: venturesafrica.com, The Washington Post.