Este elemento para la higiene oral fue creado por el odontólogo Levi Spear Parmly en 1815 y se empezó a usar en forma masiva en 1882, en esa época era hecha de seda real, en la actualidad son de teflón o polipropileno. La seda o hilo dental, al ser delicada y al mismo tiempo fuerte, la podemos aprovechar para usos cotidianos diferentes al propósito original que, en ocasiones, nos pueden sacar de apuros.
Sus usos son tan variados que van desde los culinarios hasta los de plomería pasando por las decoraciones para fiestas.
– Despega galletas recién horneadas. Cuando se quiere despegar las galletas de la bandeja para hornear, sin dañarlas, la seda dental es la indicada.
– Soltar fotos de un álbum o vidrio. Se pasa la seda dental entre la foto y la superficie con un movimiento en forma de serrucho.
– Para cortar. La seda dental sin sabor sirve para cortar queso, tortas, masa solo hay que enredar un poco de la seda entre los dedos y presionar hacia abajo sobre el alimento.
– Silencia el goteo de un grifo. Cuando en medio de la noche un grifo empieza a gotear se enreda seda dental en la base, se guía justo donde cae la gota y se lleva directo hasta el desagüe, así se evita el ruido y se puede esperar para llamar al plomero a la mañana siguiente.
– Como cuerda. Se puede usar para hacer guirnaldas de flores, de palomitas de maíz o para hacer pendones.
– Repara sombrillas. Con la ayuda de una aguja se pasa la seda dental entre la tela y la varilla, así se puede usar mientras se compra una nueva.
– Para iniciar una fogata. Se enreda seda encerada en un palo seco y luego se enciende como una vela.
– Colgar cuadros. Por ser fuerte se puede utilizar para colgar cuadros livianos, así no se rayan las paredes con los alambres que se utilizan usualmente.
Ya saben que con solo abrir el gabinete del baño tienen a la mano una herramienta útil y efectiva.
Fuentes: onethingbyjillee.com, thisoldhouse.com.