El final de la vida también tiene un impacto ambiental dependiendo de las decisiones que se tomen al respecto.
Algunas personas hacen arreglos y pagan servicios para cuando llegue el final de la vida, otras comparten sus deseos con familiares mientras otras evitan tocar el tema.
Cualquiera sea la situación a la hora de enfrentarla se tiene las opciones de entierro tradicional, cremación y entierro ecológico.
Entierro tradicional
Sin duda el más costoso y con mayor impacto ambiental debido a:
1. Los cementerios utilizan grandes extensiones de terreno.
2. Ataúdes con decoraciones metálicas, barnices, telas sintéticas y otros materiales que tardan muchos años en descomponerse, si es que lo hacen.
3. Embalsamamiento del cuerpo con químicos que contaminan la tierra.
4. Cantidades de cemento y hormigón para construir la tumba.
5. Las lápidas, cuyos materiales pueden ser traídos de lugares lejanos.
Cremación
La cremación es una práctica milenaria, al final de la vida, utilizada por civilizaciones antiguas que se ha vuelto muy popular al ser más económica.
Sin embargo, también tiene impacto en el medio ambiente, ya que:
1. Utiliza gas natural que causa efecto invernadero, aunque los nuevos modelos de crematorios han reducido la cantidad de dióxido de carbono liberado a la atmósfera.
2. Consume mucha energía mientras se crema el cuerpo.
3. Durante la cremación se liberan gases nocivos que afectan la calidad del aire.
Cenizas
Antes de la cremación se retiran todos los dispositivos médicos y los metales que resisten al calor como titanio, grapas y acero se retiran con imanes luego de la cremación, antes de convertir los restos en cenizas.
Las cenizas son principalmente fosfatos de calcio secos, pero en algunos casos, si no se han seguido los procesos debidos, las cenizas pueden contener partículas nocivas.
Una vez se tienen las cenizas son varios los temas a considerar como: en qué y dónde guardarlas o qué hacer con ellas.
Las cenizas se depositan en urnas y se pueden guardar en osarios o nichos, aunque existen otras alternativas para este fin.
Repartirlas. Algunas familias pueden decidir repartir las cenizas de su ser querido entre ellos para tenerlas en sus casas, aunque no es lo más recomendado. Tenerlas siempre presentes puede ser un obstáculo para superar el duelo.
Plantar un árbol. Es una idea ecológica y así en lugar de visitar una tumba o un nicho se está en la naturaleza.
Como se mencionó antes, las cenizas pueden contener partículas nocivas, por lo tanto, lo mejor es depositar las cenizas en una urna biodegradable con una mezcla especial de tierra.
Esa tierra al mezclarse con las cenizas se convierte en algo bueno para las plantas.
Esparcirlas en el mar. Estas contaminan cuando se dejan caer al mar en recipientes de materiales no biodegradables como plástico o metal.
Cada país tiene sus propias regulaciones con respecto a este tema, pero en términos generales se debe:
– Utilizar urnas biodegradables que al disolverse esparcen las cenizas.
– Esparcirlas al menos a tres millas náuticas (5 kilometros)de la costa.
– La ofrenda floral se hace solo con pétalos, ya que los tallos pueden lastimar a la fauna marina.
Entierro ecológico
Es la opción más ecológica porque nos e embalsama el cuerpo, el ataúd es hecho de materiales biodegradables y se entierra directo en la tierra.
Al final de la vida también podemos tener consciencia ecológica y elegir lo mejor para el medio ambiente.
Cualquiera sea la opción elegida, los seres queridos siempre vivirán en nuestra mente y en nuestro corazón.
Fuentes: urnsnw.com, ecofuneral.es, jdr.mx.