Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), “Se entiende por vacuna cualquier preparación destinada a generar inmunidad contra una enfermedad estimulando la producción de anticuerpos” y, por lo general, tanto bebés como niños pequeños reciben todas las vacunas recomendadas, sin embargo, a medida que crecen algunas de estas vacunas van perdiendo efectividad, por lo que necesitan recibir nuevas dosis y nuevas vacunas para prevenir otras enfermedades relacionadas con la edad en adolescentes, jóvenes y adultos.
Las vacunas han sido creadas pensando en proteger a las personas de enfermedades que pueden amenazar la vida o dejar secuelas, pero en pleno siglo XXI hay personas que no se vacunan, ni vacunan a sus hijos por falsas creencias o tal vez por falta de información, arriesgando así sus vidas y las de los demás.
Empecemos con la vacuna contra la gripe que aplica a todos.
Vacuna contra la influenza (gripe). En medio de esta pandemia se hace primordial aplicarse la vacuna de la gripe para reducir la posibilidad de contraer la influenza estacional y para prevenir complicaciones en pre adolescentes, adolescentes y adultos con enfermedades crónicas como asma, diabetes y enfermedades cardíacas. Lo ideal es aplicarla antes del mes de Octubre, pero se puede aplicar en cualquier momento durante la temporada de gripe. Es importante resaltar que al aplicarse esta vacuna no significa que no va a padecer de gripe, pero en caso de contraerla los síntomas serán más suaves.
Los adolescentes van a requerir las siguientes vacunas:
Vacuna Tdap (Tétanos, difteria, tosferina). Los niños hasta los 6 años reciben 5 dosis de la vacuna DTaP que protege de estas enfermedades, pero al crecer se va perdiendo la protección, por lo que entre los 11 y 12 años deben recibir la Tdap que protege de tétanos, difteria y tosferina acelular.
Virus del Papiloma Humano (VPH). Se debe aplicar entre los 11 y 12 años tanto a niñas como a niños, ya que este virus puede causar cáncer y deben recibir dos vacunas con una separación de 6 a 12 meses entre cada dosis. Al ser un virus de transmisión sexual es importante que reciban estas vacunas antes de empezar la actividad sexual.
Vacuna antimeningocócica. Protege contra la enfermedad meningocócica que puede provocar infecciones graves en el tejido que rodea el cerebro y la médula espinal o infecciones en la sangre. Existen dos tipos de vacunas que ofrecen esta protección:
Vacuna MCV4 (MenACWY en inglés). Es la vacuna antimeningocócica conjugada que protege contra la enfermedad meningocócica de grupos A, C, Y y W. Se debe aplicar entre los 11 y 12 años, y recibir otra dosis a los 16 años.
Vacuna antimeningocócica del serogrupo B (MenB). Esta vacuna es la más nueva y protege contra un tipo de meningitis llamado serogrupo B, se debe aplicar entre los 16 y 23 años, adicional de la vacuna MCV4.
Dependiendo si en la niñez sufrieron o no ciertas enfermedades, los adultos deben aplicarse algunas vacunas como:
Sarampión (Measles). A los niños se les aplica la vacuna triple viral que protege de sarampión, papera y rubeola, pero si no se está seguro de haberla recibido cuando niño, se debe vacunar porque esta enfermedad es peligrosa en adultos.
Culebrilla (Shingles). Quienes tuvieron varicela de niños, tienen este virus dormido en el cuerpo y después de los 60 años puede reactivarse como culebrilla. Al aplicar la vacuna a los 60 años, se reduce hasta en un 64% la posibilidad de verse afectado por esta enfermedad y se reduce el dolor persistente en 67%, en caso de padecerla.
Siempre se debe consultar con el médico para ampliar la información, conocer si hay contra indicaciones y si se existen otras vacunas de las cuales se puedan beneficiar.
Recuerden, las vacunas han sido creadas para protegernos de enfermedades contagiosas que pueden dejar secuelas o causar la muerte, por lo tanto cuando nos vacunamos, además de cuidarnos, lo estamos haciendo con los demás.
Fuentes: cdc.gov, espanol.vaccines.gov.