Dar es una palabra corta con un gran significado, que tiene más que ver con la intención que con lo que se da, que se hace con amor sin esperar nada a cambio, por lo tanto pierde todo su valor cuando involucra un interés, ya sea de reconocimiento, esperando recibir algo en retribución o por mostrar que se tiene mucho o se es generoso, por eso quienes dan con un interés se frustran al no recibir lo que esperaban, porque olvidan que los seres humanos somos desagradecidos por naturaleza.
Lo importante al dar es el valor no el precio, por eso va más allá de las cosas materiales (que podemos ver y tocar) también abarca lo intangible donde entregamos parte de nuestra esencia, de nosotros como tiempo, compañía, apoyo, sentimientos. No hay nada más hermoso que dar de corazón, por el placer de hacerlo o de demostrar aprecio.
Uno de los grandes males de nuestro tiempo es el dar por compromiso, se les dan regalos muy caros a gente con buena posición social o con un buen empleo sin pensar en la persona, en sus intereses, sus gustos, porque no los conocen bien, pero los quieren impresionar y, aunque no lo crean, eso se siente por eso el receptor del regalo, por lo general, termina obsequiándolo a alguien más o dejándolo olvidado en algún cajón de su oficina o de su casa.
Hay una episodio en mi vida que recuerdo con mucha gratitud y se los he mencionado muchas veces a mis hijos para que aprendan el valor de las cosas por lo que representan y no por el costo monetario, la historia es la siguiente: recién salí del colegio empecé a estudiar una carrera donde tenía compañeros de edades variadas, algunos ya mayores y en mi cumpleaños recibí el regalo que más me ha emocionado y que nunca olvido, dos ponqués (tortas pequeñas) de una compañera, Silvia Agudelo, recién separada de su esposo, con dos niños pequeños y que además no tenía trabajo, seguro hizo un gran esfuerzo para comprarlos y ese detalle para mi valió más que cualquier regalo costoso, es mas no recuerdo los otros regalos que recibí ese año y es la manera más hermosa como alguien me ha demostrado su aprecio. Ven a lo que me refiero?
Por otra parte, hemos oído eso de “que tu mano izquierda no sepa lo que hizo tu mano derecha”, pero parece que muchos no se han enterado porque suelen estar recordando y contándole a los demás lo que dieron o hicieron por otros, sin darse cuenta que quienes están quedando mal son ellos porque andan proclamando sus buenas acciones y eso habla más de ellos que de los tales “desagradecidos” y de verdad que fastidia.
Otros comentarios que escuchamos con mucha frecuencia a familiares y amigos son: “yo que le di de comer y ni las gracias me dio” o “le calmé el hambre y ahora que tiene dinero ni se acuerda de mí” o este “el regalo que di era caro y mire con lo que me salen”, la lista es larga e igualmente molesta y que tal las redes sociales de los que se enfocan en mensajes cuyo tema central es que dieron todo y no recibieron nada a cambio, que los utilizaron y cosas por el estilo, en todos estos casos no dieron desinteresadamente sino esperando algo a cambio, que seguro, nunca van a recibir. Cuando das sin esperar nada a cambio, con toda seguridad en el momento que necesites vas a recibir ayuda y lo más seguro es que sea de otras personas o un desconocido, porque rara vez recibimos algo de aquellos a quienes les dimos o ayudamos, siempre son otros los que vienen en nuestro auxilio porque todo lo que hacemos o damos sin un interés de por medio, regresa multiplicado.
Empecé diciendo que el ser humano es desagradecido por naturaleza, algo real, sin embargo la contraparte del dar sin interés es el agradecimiento, un sentimiento que aplica en todas las situaciones de la vida, el recordar siempre y expresar gratitud hacia quienes te han dado o ayudado y si por alguna circunstancia no tienes comunicación con esa persona, al menos envíale bendiciones desde tu corazón.
Para concluir les dejo estas dos frases que resumen el tema. “Olvida que has dado para recordar lo recibido” y “El que da, no debe volver a acordarse; pero el que recibe nunca debe olvidar”.