Un equipo de la Universidad de Yale, Estados Unidos, ha estado trabajando con clariaudientes (personas que tienen facultad o capacidad de oír sin utilizar los oídos, a través de lo que escuchan dentro del cerebro, pueden ser voces, palabras, sonidos, ruidos) con el fin de inspirar un tratamiento que ayude a quienes escuchan voces inquietantes.
Escuchar voces no siempre es síntoma de enfermedad mental, ya que alrededor de un 20% de la población, en algún momento de su vida, ha escuchado voces cuando están solos y entre un 3 y 10% lo ha experimentando con mayor frecuencia, especialmente después de un duelo. La diferencia entre los clariaudientes y quienes escuchan voces en su cabeza es que aquellos que empezaron a escuchar voces siendo pequeños se acostumbraron a ello, mientras quienes empezaron a escucharlas en otra etapa de su vida las perciben como perturbadoras.
Precisamente este equipo quiere aprender acerca de cómo es para los clariaudientes tener esas experiencias, que sienten acerca de ellas, cuando empiezan, cómo las paran, y aplicar lo aprendido con la esperanza de ayudar a quienes escuchan voces que los angustian, al igual que a personas con enfermedades mentales como esquizofrenia o con desorden bipolar, porque aunque hay medicinas para tratarlas tienen algunos efectos secundarios poco agradables, además para entre el 30 y 50% de los pacientes no funcionan completamente.
En estos estudios se utilizan juegos de computador y escáneres cerebrales, como imágenes por resonancia magnética que mide los cambios en el flujo de sangre en partes del cerebro, esto se hace rastreando el hierro en la sangre de la persona, ya que cuando una parte del cerebro está activa más sangre fluye hacia ella.
Durante los juegos de computador en ambos grupos hubo diferencias y similitudes. Las áreas similares en las partes del cerebro que estaban activas, fueron las que involucran escuchar, prestar atención y reflexionar sobre lo que se percibe, en cuanto a las diferencias se presentaron en el hipocampo que está asociado con la memoria y el aprendizaje, al igual que con el cerebelo, que se encuentra en la parte de atrás del cerebro, que controla los pensamientos y los movimientos, siendo más activas en los clariaudientes; la actividad en estas áreas cambió cuando las personas cambiaron de idea y las personas más flexibles ocuparon esas regiones del cerebro con mayor frecuencia.
Basados en estos resultados el equipo está elaborando métodos para cambiar la actividad en esas regiones del cerebro y así prestar una mejor ayuda a las personas que escuchan voces perturbadoras.
En alguna oportunidad hemos conocido personas que relatan haber escuchado voces que les advertían de peligros o les pedían hacer determinadas acciones que les salvaron la vida y de otros que luego de un accidente, trauma o similares han empezado a tener esta habilidad de escuchar voces, espero que después de leer este artículo estemos un poco más abiertos a compartir estas experiencias y en el caso de estar pasando por una situación de escuchar voces y eso provoque angustia buscar ayuda, dejar la vergüenza a un lado porque la salud mental es muy importante y si una universidad tan prestigiosa como Yale se interesa en este tema es porque es algo real.
Tomado de un artículo del doctor Philip Corlett, quien lidera este estudio.